El Lebrel Obeso. (y 11)
“En relación con una entrevista realizada hace años,
Steinberg se muestra vistiendo una máscara que consiste en un dibujo de su
rostro realizado en una bolsa de papel. Una vez más, como la huella digital de
sus retratos, ha escogido representarse a sí mismo por medio de un artefacto
producido por sí mismo. Discutiendo sobre su falso rostro, él le atribuye el
deseo duradero de objetividad oponiéndola a la constante metamorfosis de las
cosas reales. Se sintió intimidado cuando el fotógrafo apunto su cámara hacía
él. “Así que hice una máscara de mi rostro en la que es posible relajarse en su
interior (el conejo con una cabeza humana) y mostrar constantemente un imagen
pública de mi mismo para la cámara”. La máscara, en una palabra, es la
estabilidad del cliché, de una idea fija. Steinberg no dice nada de la
expresividad que las máscaras son capaces, como en el teatro japonés, por
ejemplo. En este sentido no es más que pensamiento sobre la máscara como
artilugio substituto que sirve de cubierta o de verdadero rostro, es otro yo.
Pero en “Dos perros” (1975) la bolsa de papel se ha convertido en salvajes y
grotescas; una en una hembra monstruosa.
Steinberg cuenta en la entrevista que es muy gratificante
tener un fotógrafo que saca una fotografía no de uno mismo y sí de un dibujo de
uno mismo, “No es la realidad, pero sí un símbolo de uno mismo”. (Harold
Rosenberg, op. cit.)
Y nosotros precisaremos: “una fotografía no de uno mismo y
sí de un dibujo de uno mismo”, realizado por uno mismo, un autorretrato.
Ficción y realidad no son
hechos opuestos ni las caras de una misma moneda pues no se dan la espalda, se
miran de frente, fijamente, como si a esa moneda le hubiésemos dado la vuelta igual
que a un calcetín.
Marck Twain nos hablaba de
coleccionistas desaforados, furibundos y codiciosos y Johana Berkman nos cuenta
la historia de una caída: “El 4 de abril, Saúl
Steinberg y su esposa, Gayfryd, abrieron por última vez las puertas de caoba de
sus 17.000
metros cuadrados de su apartamento situado en la Avenida Park. Al
mediodía, 200 estudiantes de la
Escuela de Nueva York de Diseño de Interiores entró en tropel
atravesando los salones cavernosos y salas de estar para admirar las pinturas y
antigüedades, las sillas rococó británicas y las tablas de bronce dorado, la
porcelana china, y los demás objetos que se ponían a la venta...” (La caída de
la casa de Steinberg, Johanna Berkman). Este Saúl Steinberg del que nos habla
Johana Berkman no es el Saúl Steinberg del que estamos hablando nosotros, el
artista gráfico, judío de origen rumano, es otra persona diferente que se llamaba
igual y que también coleccionaba obras de arte y vivía en el New York de los
Estados Unidos de Norteamérica que pintaba nuestro pintor.
----------------------------------------
In
an apartment house in New York where Steinberg
lived, there were two Steinbergs on the same floor-and in East
Hampton where he has a house there is another Saul Steinberg.
The absence
of an identity of one's own can become oppressive, as Willie Sutton discovered
when he lived incognito in Brooklyn . A few
years ago Steinberg lost his patience and telephoned his East
Hampton namesake.
"Is
this Saul Steinberg?" he inquired.
"Yes"
was the answer.
"But
are you the real Saul Steinberg?"
"No,"
replied the poor fellow.
"Are
you sure?"
(Harold
Rosenberg, op. cit.)
----------------------------------------
Es fácil confundirse, hay días en los que no estamos
del todo seguros de quién es la persona que nos observa desde el espejo en el
que nos miramos. No hay porqué alarmarse, el lebrel, aunque obeso, continúa
siendo lo que es, un perro tonto que persigue infatigable una liebre de trapo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada